Nace el 2 de Mayo de 1892, en la región de Silesia, en Breslau (Hoy
en dia Polonia), siendo el mayor de tres hermanos. Su padre, un noble,
cuyo título le venía desde los tiempos de Federico el Grande de Prusia,
alto cargo del 12º regimiento de Ulanos, les alentó para que siguieran
sus pasos en la carrera militar. De este modo, von Richthofen y uno de
sus hermano se adiestran en el ejército imperial. Poco tiempo después,
se convierte, tras tres años de adiestramiento como cadete, en teniente
de Ulanos.
En 1912, fue nombrado capitán de caballería. Con el
estallido de la guerra, combatió en el frente oriental contra los rusos,
quienes le tomaron prisionero. Fue trasladado al frente occidental,
donde también fue tomado cautivo por el ejército francés. Todas estas y
otras acciones le valieron la Cruz de Hierro. Sin embargo, con la
desintegracion de su grupo, fue destinado a tareas de intendencia, un
lugar en el cual Manfred no se sentía a gusto.
Por ello decidió
pedir el traslado a la Luftstreitkrafte, la fuerza aérea imperial, por
el momento un arma experimental que estaba cambiando lo que hasta ese
momento había sido la guerra. Se fabricaron miles de aviones en estos
tiempos, y las potencias necesitaban pilotos. En la escuela de aviadores
von Richthofen no se destacó especialmente, y se le destinó al frente
oriental como avistador, tras aprobar el examen de piloto a la tercera
intentona. En este puesto Manfred si destaco, pues poseia una vista
extraordinariamente aguda.
Mas aun no tenía suficiente el barón
rojo, quería entrar en combate. Durate estos días se encontró von
Richthofen con quien sería determinante en su vida: el capitán de
escuadrón Oswald Boelcke. Boelcke fue el encargado de reorganizar la
aviación, en un momento en que los alemanes habían perdido su iniciativa
en los cielos. Hasta entonces los aviones volaban solos y no había un
mando único. Desde entonces, Ernst von Hoeppner fue nombrado jefe de la
aviación germana. Los aviadores fueron agrupados en escuadrones o
Jagdstaffeln de catorce aviones cada uno.
Boelcke fue el jefe del
nº 2, y escogió para su equipo a Richthofen. Siempre mostró una
especial predilección por el, pese a que los resultados de sus exámenes
dejaban mucho que desear. Su primer combate fue en los cielos del norte
de Francia, en Cambrai en 1916, que terminó en victoria Alemana. Durante
este tiempo, Boelcke había estado perfeccionando y puliendo la táctica
de Richthofen a los mandos, lo que había mejorado considerablemente su
capacidad de pilotaje.
Sin embargo, en Octubre de 1916, el
capitán Oswald Boelcke muere en una colisión con otro avión. Por ello,
Manfred es nombrado capitán del Jagdegeschwader 1, donde adquirió su
apodo de Barón Rojo por haber pintado todos los aviones del escuadrón en
rojo, cuando contaba con 8 derribos. También es conocido sue scuadrón
como el "circo volante", por los vivos colores que tenían los aviones.
Aqui es donde comienza su espectacular palmarés.
Poco despuçes de
convertirse en capitán, derriba en un espectacular combate al británico
Lanoe Hawker, uno de los pilotos más prestigiosos.
Richthofen les inculcó a los miembros de su
escuadrón las enseñanzas de su mentor, Boelcke, lo que les ayudó en gran
medida. En unos meses, había dirigido más de 58 misiones, que habían terminado
con la más aplastante victoria alemana.
En Abril de 1937 llegó a derribar unos 20 aviones
en solitario. Entre sus alumnos más aventajados estaban Kurt Wolff y Karl
Allmenröder, quienes consiguieron 33 y 30 victorias, respectivamente.
Todos ellos fueron condecorados con la orden
pour le mèrite. En ese mismo año, se integró en el escuadrón el hermano
de Manfred, Lothan, quien poseía unas cualidades similares a las de su
hermano, ya que al final de la guerra había logrado derribar hasta 40
aparatos enemigos. Los británicos llegaron a recompensar su derribo con
hasta 5.000 libras esterlinas. Sin embargo, en julio de 1937, recibe una
herida de bala en el cráneo de la que nuca se recuperaría, pese a que
siguió causando derribos.
Ese mismo año fue recompensado con un
flamante avión nuevo, un triplano Fokker Dr I, que también pintó de rojo
y poseía gran agilidad.
Para protegerle de las balas enemigas,
el resto de pilotos de su escuadrilla también pintaron sus aviones de
rojo. Por esa çepoca comenzaron a caer los grandes pilotos. Georges
Guynemeyer, héroe francés, caía con 54 derribos, al igual que Werner
Voss, que lo hacía con 48.
En la última ofensiva alemana, Manfred
lograba derribar su 80 y último avión. En julio de 1918, finalmente,
sería abatido en su monoplaza, con las botas puestas, abatido, según
fuentes oficiales, por el piloto canadiense Roy Brown. Sin embargo,
también se dice que pudo haberle matado un soldado de infantería
australiano llamado Cedric Popkin disparando con su cañón antiaéreo.
Fue enterrado con todos los honores militares por los británicos, quien
depositaron flores en su ataúd, y a su paso, soldados australianos
presentaron armas y dispararon tres salvas de fusilería. En el lugar
donde cayó se encuentra una lápida con la siguiente inscripción:"Aquí
yace un valiente, un noble adversario y un verdadero hombre de honor.
Que descanse en paz".
Tras su muerte, el mano del escuadrón que
mandaba le fue transferido a Herrman Goering, que llevaba 21 derribos.
El barón rojo escribió un libro titulado "El piloto Rojo" durante su
convalecencia en 1917 por la herida en la cabeza.
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